Malipiera y Gilmour

Así que nunca más pasearemos

tan tarde de noche,

aunque el corazón siga enamorado,

y aunque siga brillando la luna.

Pues la espada gasta la vaina,

y el alma gasta el pecho,

y el corazón tiene que pararse a tomar aliento,

y el amor mismo ha de descansar.

Aunque la noche fue hecha para amar,

y el día vuelve demasiado pronto,

nunca más pasearemos

a la luz de la luna.